A veces el esfuerzo
Se estrella contra la nada
Las lágrimas por tanto contenidas
Se toman las esquinas
Y todo parece perderse
Y todo parece
Acuoso
Gris
Verde musgo.
En los letreros callejeros aparecen los temores
Las lenguas expulsan desidia y soberbia
Los demonios juegan a ser personas
Las venganzas se disfrazan de buenas intenciones.
¡Dios está en su cielo y en el mundo nada marcha bien!
Los mercaderes se instalan
En los espacios de poder.
Allí se sientan y en seguida se atornillan
El noticiero los llena de homenajes
Su democracia se aplica con zanahoria y garrote
Con cuchillos y fusiles que matan por la espalda
Sus razones empiezan con L de lacrimógena
Y se reciben con C de conformismo.
¡Dios está en su cielo y nada le importa!
Los cronopios bailan tregua y bailan catala
Y los famas controlan los úteros de sus mujeres
Les colocan rosarios en las vaginas
y llevan la cuenta de sus fornicaciones.
Los cerebros se achicharran con cultura basura
y el verbo comprar y el verbo matar
desfilan como milicos ochenteros
por las anchas alamedas de la mentira.
¡Dios está en su cielo y todo se va al carajo!
Las esperanzas toman bilz y pap
Se alizan el pelo y arrojan brillos en sus senos
En tacones llenos de mierda instalan sus piececitos de niña
de niña-mentira, niña robot, niña-cosa masturbatoria.
Y los niños esperanza duermen azulosos de calentura
vomitan alcohol barato en alguna esquina basurienta.
La vida video-juego y juegan a vivir
Su recompensa es la última volá, la última pitiá, la última cama.
¡Dios está en su cielo y en el mundo nada marcha bien!
Se pudre la alegría
Se mecaniza la conciencia
Se evapora la esperanza
Se amarra la libertad
Pierde el rumbo la flecha del tiempo .
Y mientras Dios está en su maldito cielo
El esfuerzo humano se estrella contra la nada.
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