Libertad, es ponerse en el umbral entre lo conocido y lo desconocido. Allí, escoger entre hacer y no hacer, y ser responsable por lo elegido. (Julieta Kirkwood)

Y OJO

Y OJO
que habla en primera persona

Frida



Los libros son Volantines

Los libros son Volantines
A veces un cable a tierra, a veces una escalera al cielo...

29 septiembre 2009


Penetras en mi sombra vacía
Mis pupilas alineadas al cenit se humedecen de ceniza
El fuego ya no está, las palabras sobran.

¿Cómo buscarle al aire un cáliz de esperanza
Un haz de luz que se cuele entre el polvo?
Un zorzal canta milagros inútilemente
Nadie le ha dado la noticia
Iris ha muerto, mañana la enterramos.

¿Qué zumbido no cae en cuenta?

El suelo retumba en hedores húmedos
Se abren las raíces como acunando la carne
La Tierra espera la paciencia meditando finales .

¿Qué debe suceder, que puede partiresta melodía retórica, absurda, pastosa?

El eco de la nada grita y blasfema
Reclama su presa desecha en jugos gástricos
No hay tabla de salvación.

¿Acaso los pies del colgado no se mueven al son de la muerte?

Tikhé juega a los dados sin repetir nunca la cifra
Teje precisas mantas con doradas tramas y urdimbres
Grita: ¡No te equivoques! ¡No me desafíes!

No la escucho.
El viento siempre gira sobre su propio eje.

No le creo.
Todas las escaleras cruzan el cielo.

Leo en ellas un mensaje cifrado:
"Levanta tu vista y sonríe. Todo está por hacerse"

Así sea.

26 septiembre 2009

Ultraviolento. ¿Y ahora qué pasa? ¿eh?

La pena es un conjunto vacío. Rareza de las musas.


La pena es un conjunto vacío
Un extremo del absurdo
Un negro infinito
Una serpiente que se muerde la cola
Un circulo junto a otro repetido mil veces

Las lágrimas son un juego macabro

Un corte definitivo
Un grito estremecedor
Un bálsamo temporal
Una apuesta a perdedor

El sufrimiento es una broma necesaria

Un puente movedizo
Una alerta roja
Un mensaje de autodestrucción
Una bomba de tiempo

La pena es un pozo ancho y oscuro
(Advertencia: puede producir cáncer)

Las lágrimas agujas en los ojos
(Atención: su ingesta puede provocar efectos adversos)

Y el sufrimiento una vía larga y soportable
(Alerta: avise su parada con anticipación)

22 septiembre 2009

A propósito de los Presos Políticos Mapuche

Sor Juana Inés de la Cruz


Firma Pilatos la que juzga ajena
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién creerá que firmando ajena
muerte el mismo juez en ella se condena?


La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.


Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;


Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias.

11 septiembre 2009

Entrevista a un tuareg. En la simpleza está la felicidad.

entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a: MOUSSA AG ASSARID.

No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.

- ¡Qué turbante tan hermoso...!
- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...
- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?
- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?
- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?
- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?
- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?
- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre.... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..
- Mucho.. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...
- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...
- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?
- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito.. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.-
Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad. ..!
- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...
- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...
- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

Y si los árboles se están agitando, por buen camino vamos pedaleando...